martes, 14 de septiembre de 2010

LA IGLESIA DE ÉFESO. ¿PORQUÉ EL CREYENTE SE ALEJA DE DIOS?

De la iglesia de Éfeso, en el libro de Apocalipsis 2, 1-7, la cual está escrito: “Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: el que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer el árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”
Del fragmento de la Palabra de Dios, acerca de la iglesia de Éfeso, las siete estrellas son los siete ángeles mensajeros a las iglesias y los siete candeleros son las siete iglesias, el hecho que sea de oro es símbolo de reino, un pueblo conformado por un reino. Pero solo serán candelero aquellos que sean verdaderos adoradores en obediencia, haciendo las obras de la fe y no las obras de la religión. El que las rige y las posee es el Rey que domina el universo, Jesucristo, Nuestro Salvador.
Éfeso representa el tipo de creyente desviado de su camino, no solo por causa de este, sino también por la decepción de su fe en Dios, a causa de haber puesto su fe en lideres falsos en la congregaciones, por eso es que la Palabra dice “has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos”.
Algunos lideres echan la culpa a los creyentes y alegan que es rebeldía, pero no observan las fallas que tienen, ya que una congregación, no importa si es de 3000, 1000, 100, o de 10 personas, pero si son absorbidos por el sistema religioso, para adaptar las oportunidades ministeriales de los miembros a sus intereses mediante dogmas y otras cosas que no están en el orden de Dios, razón por la cual, la gente se va de las congregaciones o se aleja, dejando “el primer amor” que es Cristo Jesús. Los creyentes Éfeso, por esta razón, se sienten atascados, sin crecimiento ministerial. Además se confunden entre tanto conocimiento ambiguo que les imparten, sin consolidarlos como debe ser. Es responsabilidad de un líder cuidar por sus ovejas, porque el ministerio de pastor o apóstol es un servicio sagrado, tal como lo cita, por ejemplo, Juan 10, 11-13, ya que la verdadera esencia de un ministerio de pastor o apóstol está en la propia persona de Cristo Jesús. En esta cita se decreta que un líder no debe ser un codicioso, un interesado que ame el dinero, que hace un ministerio al que no fue llamado simplemente porque necesita un ingreso económico o porque desea lucrarse montando templos, engañando a la gente y sembrando religión.
En vista de todo esto, lamentablemente, el creyente “Éfeso” se aleja de la congregación y tristemente de la obra y del propósito de dios para sumergirse en la vida secular, en los estudios, en el trabajo, en los negocios, y llena su tiempo en tantas cosas pero no llenan su espíritu porque han dejado el primer amor, Jesucristo. Dios les hace el llamado, aclarando que no es Él quien los dispersó, sino el lobo (Satanás) a través del hombre, como lo cita Juan 10, 11-13. Que vuelvan y se consideren hijos de Dios, obedientes al Padre.
También dice en la Palabra para el creyente Éfeso, su aborrecimiento a las obras de los nicolaitas que también Dios aborrece. De los nicolaitas no se dice mucho en la Biblia, por lo cual no se conoce su fundador y sus dogmas, lo que se conoce es que Dios los aborrecía. Aunque una versión histórica de Ireneo de Lyón, dice que los nicolaítas vienen de Nicolás, prosélito de Antioquía, quién era uno de los siete diáconos llenos del Espíritu Santo que aparece en Hechos 6,5, escogidos por los apóstoles para atender las mesas. Dice que este Nicolás se vanaglorió o se envaneció y empezó a formar su propia secta dentro de la iglesia.
Cuenta Ireneo que en Pérgamo seguían esa doctrina conforme a las costumbres del paganismo romano. Era muy atractiva esa doctrina. Con sólo ir al templo del emperador, quemar incienso y decir "César es señor", aquellos quedaban bien con Dios y con el diablo. La vida era mucho más cómoda, con posibilidades de prosperidad y tranquilidad, sin problemas. Algo parecido al "salvo, siempre salvo". Hay que destacar que durante el Imperio Romano, en tiempos de Juan, los cristianos judios fueron obligados a desterrarse de las ciudades romanas y muchos creyentes gentiles quedaron sin el alimento y la revelación, y se fueron creando sectas como la de los nicolaitas porque faltaba dirección y comunión con Dios.
Hermanos, no nos alejemos nunca de Jesucristo, alejémonos del hombre religioso, emisario de Satanás, hagamos las obras de la fe, proyectar el amor y no la religión. No seamos creyentes Éfeso. Mantengamos nuestro candelero encendido, nuestra lámpara con aceite, porque Nuestro Señor nos premiará con la Vida Eterna. Bendiciones en el nombre de Yahshua Ha Mashiaj.