sábado, 9 de marzo de 2013

LA MUERTE. INTERROGANTES QUE EL HOMBRE SE HACE ANTE ESTE HECHO.

El ser humano se hace muchas interrogantes respecto a este poder llamado muerte. Ya en unas publicaciones anteriores se trató en resumen de este tema, cuando se define antropológicamente y espiritualmente a Adán. Interrogantes como las que se dan a continuación:

¿Por qué la gente tiene que morir?

¿Qué es la muerte y adónde van las almas cuando muere su cuerpo?

¿La persona está consciente o siente algo después de la muerte?

¿Por qué la gente muere de diferentes maneras y sin distinción de edad?

¿Qué es la muerte segunda de la cual, está escrito en la Biblia?

¿Es la muerte el fin de todo?

Comenzaremos con la primera interrogante: ¿Por qué la gente tiene que morir? Para ello, citaremos el pasaje del libro de Génesis 2, 16-17, escrito está: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Muchas personas creen que la muerte, hablando de la muerte terrenal, fue creada por Dios, haciendo ver que Dios es un Dios de muertos o que en su propósito estaba que el hombre fuera destruido, pues eso es falso de toda falsedad. En base a esta cita, se puede apreciar que la muerte es un poder que está establecido como juicio. Pero este juicio estaba sujeto a una condición conocida, es decir, representaba un peligro para Adán y Eva, que les fue dada en el decreto que cita el fragmento anterior del Génesis. Eso significa que fue el hombre que por causa de su pecado, la muerte entra en el, porque ese no era el diseño original del hombre. Es por eso que en la carta del Apóstol Pablo a los Romanos 6:23, cita: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Fíjense bien que Dios da vida, vida eterna, ¿cómo es que vino a darnos muerte? Y es por causa del pecado del hombre que la muerte es en este mundo. La muerte, según este pasaje, es una consecuencia. Dios tiene el control de la muerte desde que bajó como Hijo a la Tierra, fue crucificado y resucitó de entre los muertos, por tal razón, cita Apocalipsis 1:18 “…Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.

De acuerdo a la segunda interrogante: ¿Qué es la muerte y adónde van las almas cuando muere su cuerpo? Pues como se sabe la muerte es un poder de juicio que hace que el cuerpo quedé preso en la tumba, no pueda salir de su ataúd, tenga que ser sepultado, ya que el cuerpo se descompone por ser corruptible por el pecado. Este poder de juicio se basa en que el espíritu se separa del cuerpo y del alma (Génesis 3:19, Job 34:15, Salmo 104:29, Eclesiastés 12:7), porque el espíritu es el que da vida, pertenece a Dios y vuelve a Dios. Volverá solo para resurrección y juicio. La muerte es una consecuencia del pecado o del mal “necesaria” para que este no permanezca para siempre en la Tierra y por tal razón existe hasta que venga Cristo por segunda vez. El cuerpo queda atrapado en el sepulcro, destruyéndose biológicamente y el espíritu queda con Dios, y las personas se hacen la pregunta: ¿adónde van las almas cuando muere su cuerpo? El alma reposa o se aflige de acuerdo a su condición. Reposa, se consuela en el Paraíso, si es justa por ser hijo de Dios, así como fue el crucificado que se encontraba con Yahshua en el monte Calvario, quien acepto al Salvador. Se aflige en el infierno, Hades (griego), Sheol (Hebreo) si es malvada, rechaza a Cristo o no le adora. El cuerpo lo toma la muerte y el alma de los malvados lo toma el infierno (Hades), tal como lo cita en lenguaje profético, el libro de Apocalipsis 6:8: “Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía…” Lo que simbólicamente quiere decir que la Muerte se lleva el cuerpo y el Hades se lleva el alma que deja atrás el cuerpo, clara esta la dirección que toman los malvados al morir, hacia abajo, el cuerpo a la tumba y el alma al infierno. El Hades es un estado de sufrimiento en espera de la resurrección para el Gran Juicio del Trono Blanco (Apocalipsis 20:11) y el Paraíso es un estado de consuelo y paz en espera de la primera resurrección para el Bimá de Cristo (Apocalipsis 20:4).

Acerca de la pregunta ¿Está consciente la persona o siente algo después de la muerte? Tal como lo cita la Palabra de Dios en Eclesiastés 9:5, que dice: “Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido”. De esto podemos discernir que ya el alma después de la muerte del cuerpo, porque el cuerpo es el que muere, el alma ya no pertenece al mundo, no es de este mundo, es de un mundo superior, el Paraíso para los hijos de Dios o es de un mundo inferior, el infierno para los malvados e impíos. La muerte es vista o descrita como un estado de sueño por Yahshua (Juan 11:11-14, Lucas 8:52). De hecho vemos el cadáver de cualquier fallecido yaciente como “durmiendo”, la diferencia es que el hombre cuando duerme puede soñar, ya que puede pensar durmiendo, los sueños son pensamientos, debido a que el alma del hombre está atada al cuerpo por medio del espíritu, en medio de la homeostasis, pero cuando está muerto, el cadáver no piensa y por lo tanto no sueña, pero el alma si percibe pero en otro mundo, es otro estado, no en el mundo físico, ya que allí no pertenece. En conclusión, como el alma no está en el mundo terrenal o físico, ya que no está en el cuerpo sin espíritu, entonces no sentirá nada de la vida terrenal y nadie tendrá contacto con el fallecido, ya que simplemente no estará y no volverá a esa condición sino a otra después del juicio que le corresponde. Ya las almas de fallecidos ya no saben de este mundo terrenal, ya no ven a sus familiares ni amigos, ni crecer sus hijos, no saben más de historia, ya no deben nada porque pagaron sus errores en este mundo terreno. Así que eso de las almas ambulando en los aires es totalmente falso.

La siguiente interrogante es ¿Por qué la gente muere de diferentes maneras y sin distinción de edad? Las personas, sean creyentes cristianos o no, mueren de enfermedades, asesinatos, enfrentados a la policía, accidentes, desastres naturales y por pena de muerte, aunque lo ideal es que mueran lleno de días, es decir, ancianos, pero a qué se debe que las personas terminan así. La razón es muy simple, como Romanos 6:23 cita: “Porque la paga del pecado es muerte…”. Queda claro que todos los seres humanos llegan a la puerta de la muerte física por causa del pecado, ya que el pecado no afectará el alma, siempre y cuando haya confesado a Cristo, pero si su cuerpo. Por ejemplo, si una persona no se alimenta como debe ser, fuma, toma licor, consume drogas, cae en promiscuidad, en fornicación o adulterio, comete delitos, no tiene cuidado al andar en la calle, en ser imprudentes, en andar haciendo cosas indebidas o innecesarias en la calle en horas de oscuridad, en no entregar lo material bajo amenaza de muerte, en no estar prevenido, no educar ni cuidar bien de los niños ni los hijos, no tener mente ni vista en el trabajo, ser complaciente y creerse experto en todo, o por pecados contra el Santo Espíritu de Dios, todos, absolutamente todos, tienen una razón de ser, una causa, y no es Dios el responsable de todo, ya que cada ser humano por su condición de mortal y pecador busca lo que obtiene o siembra lo que cosecha, porque hay que citar responsablemente a Eclesiastés 2:25, escrito está: “Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo?”.

La respuesta sobre ¿Qué es la muerte segunda de la cual, está escrito en la Biblia? Pues no es más que la muerte que le espera a Satanás, a la Bestia, al Anticristo o el falso profeta, la muerte eterna, no es una condición de dormir o algo por el estilo como confunden a la muerte, no llega ni siquiera a la muerte física o terrenal, es la muerte de la que no se pueden librar, es la sentencia definitiva a donde van junto con Satanás, el diablo, la Bestia, el Anticristo o el falso profeta, todos los malvados, los que rechazaron a Cristo, todo impío, sin importar condición social, política, religiosa, raza o edad. No es nada más que el lago de fuego y azufre que cita el libro del Apocalipsis (Gehenna en griego) donde allí serán lanzados los mencionados enemigos de Dios.

Y por ultimo ¿Es la muerte el fin de todo? Pues, la muerte terrenal de un Hijo de Dios, no es más que una transición de lo terrenal, lo corruptible, lo mortal y lo débil hacia lo celestial, lo incorruptible, lo inmortal o revestido en poder (1 Corintios 15:36-38). Para un hijo de Dios pasaría a la vida eterna desde el Paraíso, la primera resurrección, el Bimá de Cristo, durante el milenio y continuando en la Nueva Jerusalén. En cambio, para los impíos, tampoco termina la cosa, vivirán bajo la muerte eterna que es el sufrimiento eterno, la muerte eterna es la puerta cerrada para no regresar a la vida antigua de impiedad, es la renovación del sufrimiento que parte desde el Hades, la resurrección hasta que el Gran Juicio del Trono Blanco decida su irrevocable sentencia de ingresar a este macabro y doloroso lugar. La muerte eterna es el llorar y crujir de dientes, el gusano que nunca morirá, el fuego o tormento eterno.

Espero le haya sido de edificación y pronto, publicaré sobre el cielo e infierno, Bendiciones a ustedes en el nombre de Yahshua Ha Mashiaj.