miércoles, 21 de diciembre de 2011

ADÁN (SEGUNDA PARTE). ¿PORQUÉ TODOS LOS SERES HUMANOS PECAN Y TIENEN QUE MORIR EN ESTE MUNDO TERRENAL?

Para poder responder a esta interrogante, vamos a la poderosa Palabra de Dios y en varios fragmentos explicaremos el asunto en cuestión.

Comenzamos leyendo en Génesis 2, 22-24, escrito está: “Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.

Como pueden observar Adán y Eva fueron creados ambos de carne y hueso, solo que la carne y hueso de estos seres creados por Hashem tienen una constitución física muy diferente a la del ser humano actual, en pocas palabras Adán y Eva no eran humanos (que es una combinación de lo animal y del hombre), es decir no eran de la Tierra, sino hombres (hombres y mujeres) seres del cielo creados por Dios con constitución física muy diferente a la raza animal y humana. Ellos no eran físicamente mortales ni inmortales ya que su inmortalidad física y espiritual dependían de encontrar, bajo la obediencia a Hashem, el Árbol de la Vida. Por eso dice que serán una sola carne para que el hombre no tenga contacto sexual con animales y ambos tengan un mismo lenguaje y una misma característica en su especie.

Ahora si leemos la primera carta a los Corintios (1 Corintios 15, 39-40), escrito está: “No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales”. Muy claro esta, Adán y Eva tenían cuerpos celestiales que debían alcanzar la inmortalidad física y espiritual encontrando el Árbol de la Vida, y explica que la carne del hombre es muy diferente a la carne de otras especies, pero lamentablemente Adán y su mujer encontraron el árbol de la ciencia del bien y del mal y tomaron la constitución humana que también es física pero natural sometida a la carne y no al espíritu por tanto consiguieron una muerte espiritual y por ende la muerte carnal o corporal, fueron afectados por el dolor, sensibles a las tentaciones, esclavos por las concupiscencias de la carne, con conductas emocionales de todo tipo, sean violentas o agresivas, depresiones o de indiferencia, y dependientes de la Tierra. Dejaron también de ser señores de todo lo creado por Dios que les encomendó, para que el diablo (Satanás) se enseñoreara de ellos y de lo creado, a través del pecado, con el cual controló al hombre hasta que Cristo consumió la redención en la cruz del Calvario.

¿A que se debía estas concupiscencias de la carne, la dependencia a la Tierra, a ser mortales terrenalmente y a todos estos factores característicamente naturales?, pues para responder a esto, también leemos en primera carta a los Corintios (1 Corintios 15, 49-50), escrito está: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”. He aquí la respuesta a todas de las limitaciones del hombre que el mismo se buscó al desobedecer a Dios, por lo cual, entró la enfermedad, la contaminación y la corrupción como lo dice la cita. Nosotros que hemos sido la imagen del terrenal, tal como Cristo se presentó, también tendremos la imagen del celestial que Cristo nos ungió para que tuviésemos vida, ya que la carne y la sangre no heredaran el reino de Dios, es decir esta carne y la sangre que tenemos, ¿porque? Porque cuando Adán y Eva comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal, surgió en ellos un efecto químico y biológico que convirtió su constitución física celestial en humana, ellos le robaron a la tierra, la sangre, el fluido de la debilidad, porque ellos fueron creados de carne y hueso, solo que ahora su carne y huesos se ligaron con sangre, y la carne se llenó de materia corruptible que le dio la sangre y que hoy reposa en los huesos que son la mioglobina y la hemoglobina, ambas van alimentado al sistema corporal a través de los huesos en el crecimiento del sistema muscular y en la hematopoyesis. Por esto Adán y Eva ya no viven en el espíritu sino en la carne y la sangre que ambas son corruptibles y que no formarán parte del reino de Dios. La sangre contiene hormonas y estas son las que esclavizan al hombre, el hombre cuando fue formado tuvo neurotransmisores pero cuando pecó, su sistema nervioso se dividió y todos los órganos vitales dejaron de ser gobernados por el cerebro. Lo mismo que los científicos dicen de la vida de que se trata de un proceso que llaman homeostasis, es decir, proceso en el cual, el cuerpo como todo un sistema permanece en equilibrio dinámico, circadiano y cinético químico, por lo que concluyen que cuando un órgano vital falla entonces se rompe el equilibrio y simplemente muere, queda sin ánimo biológico, sin vida, como sucede a todo animal.

Para concluir, seguimos leyendo en Génesis 3, 4-7, escrito está: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales”. Aunque parezca increíble, el deseo de comer de un árbol cualquiera fue manifestado por Adán y Eva al ver el árbol prohibido por Dios porque el problema no era el deseo de alimentarse de un árbol, ya que ellos eran prácticamente vegetarianos, sino que Dios les había dado una determinación, una orden y ellos no tomaron en cuenta esa orden, he allí el pecado, ya que el enemigo aprovechó la ingenuidad de ambos para contradecir a Dios y hacerle creer a ellos la mentira. Lamentablemente ellos no sabían las consecuencias que llevan a morir, porque el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal no era un alimento sino un veneno, que los hundió en la debilidad y la muerte, trayendo juicio al hombre, razón por la cual tuvo que venir Dios mismo a corregir lo que el hombre incurrió en un grave error.

Por esto hermanos, reflexionemos que el génesis creativo del hombre es verdadero y no es lo que afirma la ciencia ni tampoco algunos teólogos que se apoyan en el razonamiento y haciendo interpretaciones en su propia opinión. Cuando publique el siguiente artículo se entenderá mucho mejor este misterio que ahora con mayor revelación, tendremos el conocimiento de Dios en nuestras manos. Así como el físico judeo-alemán Albert Einstein, reconoció la grandeza del Dios creador al cual primero dudó y luego comprobó que estaba equivocado, dando gloria a Dios. Bendiciones a ustedes en el nombre de Yahshua Ha Mashiaj.