domingo, 4 de julio de 2010

LA SANGRE Y EL ESPÍRITU. ¿CUÁL SERÁ NUESTRA HERENCIA DE VIDA?

Citaremos la poderosa palabra de Dios en 1era. de corintios 15, 50, escrito esta: “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”. El tema es bastante profundo y se necesita mucho de fe y revelación para entenderlo, pero trataré de explicarlo lo más sencillo posible.
Cuando Adán y Eva fueron creados, Dios los hizo del polvo de la tierra, que en el principio era virginalmente inorgánica, es decir, solo contenía minerales y metales, por tanto Dios utilizó para crear la sustancia, muchos de estos elementos y agua para dar molde a la carne y a los huesos, y el espíritu para darle vida, sino lean la cita de Génesis 2, 23. Significa que Adán y Eva vivían por el espíritu (aliento de vida) solamente que Dios les puso.
Cuando Adán y Eva pecaron, sembraron en su ser, el árbol de la ciencia del bien y el mal. Todos podemos ver la anatomía del cuerpo humano que esta compuesta de ramificaciones vasculares llamadas arterias y venas parecida a la de un árbol invertido, cuya raíz es la cabeza. El hombre y la mujer, cuando comieron del fruto prohibido por Dios, se les desarrolló el cerebro pragmático y contrajo también la sangre y el medio bacteriano (materia orgánica), lo que hizo al hombre finito (terrenal) y corruptible.
Lo que ocurrió es que el espíritu del hombre fue envenenado y esclavizado por haber robado, bajo engaño de Satanás, algo que no le pertenecía. La revelación que Dios me ha mostrado, y no se si lo compartirán conmigo, es que el árbol de la ciencia del bien y del mal era la morada de Satanás (el diablo) en la Tierra, debido a que la figura que la Biblia usa para identificar al enemigo es la serpiente y este reptil, en la mayoría de los géneros, vive en los árboles, por lo que el árbol de la ciencia del bien y del mal, al parecer, representaba la morada del diablo y éste engañó al hombre y a la mujer para esclavizarlos en el mismo mundo, donde se encontraba condenado. Si Lucifer se separó de Dios, entonces, la táctica astuta de la serpiente era separar también al hombre de Dios. El pragmatismo animal humano hace que el hombre ignore las dimensiones del espíritu en la cual, se encontró Adán y Eva antes de pecar, porque si hubiesen sido obedientes, hubieran llegado al Árbol de la Vida.
Significa que la sangre y el medio bacteriano, de la cual depende el hombre para vivir, es parte de la morada del mismo enemigo y por eso hace al cuerpo corruptible, tomando la misma naturaleza de maldad como la vanidad y el egoísmo.
Es por esto que Dios elaboró un plan para traer salvación a la humanidad, que era preparar un pueblo en el cual, iba a salir un hombre con la identidad de Dios, Cristo Jesús, para enmendar lo que Adán y Eva cometieron, porque no existía otra forma, ya que toda la humanidad estaba condenada y derramar toda la sangre humana significaba perder el trabajo de Dios, su amada creación, por ello, Dios mismo tomó figura humana para pagar el precio de la deuda que el hombre dejó, la sangre, del cual mana la vida terrenal humana. Es por esto que Dios habló, desde Abel (quién sacrificó para Dios, el primer cordero), Noe, Moisés y todos los sacerdotes levitas y profetas, a través del sacrificio de corderos, la promesa de la salvación, de que algún día vendría el Mesías a ser el Cordero, único, que iba a quitar definitivamente el pecado del mundo, y para ello, derramó toda su sangre en la cruz del Calvario.
Cuando Cristo murió, todo su cuerpo estaba perforado por las heridas en toda su extensión y por la presión en los pulmones, colgado en la cruz, expulsó toda la sangre de su cuerpo, ya que los pulmones, anatómicamente, son los tanques de almacenamiento de sangre del cuerpo, de tal manera, que ya solo manaba agua., sino leer Juan 19, 34. Por tanto, Cristo hizo el doble trabajo de cumplir en obediencia como hijo y ser el cordero que enmendará el error del hombre, al ser engañado.
Luego, con la resurrección, Cristo selló la promesa de la vida eterna, la fuente de vida más segura, la espiritual, la del espíritu, por lo cual. el Espíritu pasó a sustituir a la sangre y el cuerpo volvió a ser materialmente inorgánico de carne y huesos solamente, como lo describe Lucas 24, 39, es por esto que los discípulos fueron testigos de este misterio.
Entonces, hermanos, como cita 1era. de Corintios 15, 45: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante”, Cristo nos dio el Espíritu a nosotros quienes lo aceptamos como Señor y Salvador, ya que por el Espíritu, tendremos vida en abundancia, y llegará el día en el cual seamos resucitados y transformados (1era. de Corintios 15, 51-52), ya que al ser resucitados y transformados, ya hemos comido del Árbol de la Vida, quién es Cristo Jesús, por lo tanto, la sangre no será más, ni la corrupción bacteriana (materia orgánica), ni la maldad, sino el espíritu haciendo la voluntad del Padre en nuestro nuevo cuerpo glorioso (lo que se llama proféticamente vestiduras blancas) para que seamos gozosos eternamente. Bendiciones a ustedes en el nombre de Yahshua Ha Mashiaj.