En la poderosa Palabra de Dios, Jeremías 10, 1-5, escrito está: “Oíd la palabra que Hashem ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel. Así dijo Hashem: no aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder”.
Esta cita se refiere a una costumbre que se practicaba en la antigua Babilonia que consistía en usar un árbol cortado del bosque y adornarlo con piedras preciosas y lo fijaban en el suelo, como parte de una liturgia relacionada con el mito de la resurrección de Nimrod, una deidad pagana. Esta resurrección, según lo babilonios era el nacimiento por segunda vez de Nimrod en la persona de Tammuz, un dios del Sol.
Después, fue evolucionando esta costumbre, por ejemplo, en la Europa Escandinava, este árbol simbolizaba al árbol del universo, llamado yggdrasil, en cuya copa se hallaba asgard (la morada de los dioses) y el valhalla (el palacio de Odín; y en las raíces más profundas estaba helheim (el reino de los muertos). posteriormente con la evangelización de esos pueblos, los cristianos tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado.
El primer árbol de navidad fue decorado con sangre. O al menos esa es una de las leyendas que se tejen en torno a este árbol que todas las navidades es colocado en la mayoría de los hogares de América y Europa. Esta leyenda menciona que en la Alemania precristiana se realizaban dos ritos: el primero al dios Odín (“padre de todos” según la mitología escandinava). Su rito consistía en que un grupo de guerreros se reunía en torno al roble sagrado de Odín y a manera de tributo, ofrendaban las vidas de los prisioneros de guerra.
El segundo rito estaba dedicado al dios Thor, (hijo de Odín. Considerado como el más fuerte de todos los dioses nórdicos). En su nombre realizaban una ceremonia con pencas de palma de doce hojas, cada una de las cuales representaba un mes del año. Al finalizar la ceremonia, encendían la punta de cada hoja y apilaban las palmas en forma de pirámide formando una hoguera en su honor
Otras culturas, incluyendo a los romanos, quienes adoraban cientos de dioses, creían que los ramos verdes de los árboles traían buena suerte. Por su parte los alemanes fueron los que probablemente usaron los árboles como decoraciones navideñas.
Se dice que Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al yggdrasil (aunque también pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo.
Hermanos, como podrán ver hoy en día, se sigue una tradición muy antigua, en la cual, Satanás ha tomado la ventaja del tiempo y la religión para ocultar el origen y significado de este símbolo que se presenta en la “Navidad”, que como ustedes saben la Navidad no es más que las Fiestas Saturnalias y Brumalias del Imperio Romano, porque Yahshua no nació en el mes de Kislev ni Tebet, que corresponden al mes de Diciembre del calendario gregoriano.
Esta publicación es solo para su reflexión, pregúntese, ¿Colocoré un arbolito de Navidad? Bueno hermanos, espero haberles documentado en el tema para la gloria de Dios. Bendiciones a ustedes en el nombre de Yahshua Ha Mashiaj.
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