Para este estudio, en el cual se revelará el misterio de la creación del hombre y su caída, analizaremos bajo la luz del Santo Espíritu de Hashem (Ruaj Hakodesh), varios fragmentos de la Palabra de Dios, que nos enseñará un enigma tan complejo sobre Adán y la naturaleza del hombre hasta nuestros días, la explicación la haremos de cada cita..
Para ello, comenzaremos por Génesis 1, 27-30, escrito está: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer”.
De acuerdo a esta Palabra, el hombre se parece o es semejante a Dios porque es su imagen, imagen de Dios, y se le encomendó las tres bendiciones, cabe destacar que se hace antelación a la creación de la mujer antes del versículo que lo describe. La primera bendición “fructificad”, que Adán y Eva tuviesen hijos, la segunda “multiplicaos”, que ellos constituyeran un pueblo, en base a la eternidad en caso de alcanzar el Árbol de la Vida primero que el otro árbol que Dios le negó comer, tal como se menciona en el fragmento que viene a continuación, y por último que fuese Señor y Rey sobre todo lo que fue creado, por lo que Adán y Eva fueron los seres creados libres y fuertes
Continuando con el mismo libro Génesis 2, 16-17, escrito está: “Y mando Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Claramente vemos que aunque Dios no mencionaba acá el Árbol de la Vida, Dios buscaba que de comer de todo árbol, sus hojas y frutos, pudiese llegar a este árbol, por supuesto, evitando mediante la exhortación y la razón de la misma, de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
También leemos en Génesis 2, 18-24, escrito está: “Y dijo Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ése es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
De acuerdo a esta parte del Génesis, el hombre cuando fue creado, Adán y Eva, para que el varón no fuese sólo sino con la mujer para que le ayude, ella como señora de la Tierra y de la mano de su cabeza, Adán, en todo, tal como se declara en el principio del matrimonio, ambos fueron creados de carne y hueso, pero ni esta carne ni los huesos eran terrenal o animal, eran celestiales con poder y gloria, solo que no tenían la bendición de la Vida Eterna, solo hasta que encontrarán primero el Árbol de la Vida, obedeciendo sin haber tocado el árbol de la ciencia del bien y del mal. Antes que la pareja creada fuese a comer del Árbol de la Vida, el diablo o Lucifer, astutamente como la serpiente, se adelantó a ellos, aprovechándose de las facultades de querubín protector, para engañar a Adán y Eva, y así esclavizarlos, robándole la autoridad al hombre sobre el mismo y el mundo, y que más tarde, le arrebataría Cristo en la cruz del Monte Calvario.
Para seguir entendiendo este misterio, seguimos leyendo en Génesis 3, 1-7, escrito está: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Con que Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales”.
Cabe destacar que el diablo, siendo Lucifer, el querubín protector de la Tierra y del hombre en aquel momento, traicionó a Hashem, y disfrazándose de serpiente, para que no le conocieran, ellos cayeron en el juego, desobedeciendo a Dios y ambos comieron del árbol prohibido por Dios. La desobediencia fue el pecado, cuya consecuencia es la muerte, cuando se menciona muerte, cabe incluir, sufrimiento, enfermedad, pobreza, debilidad de toda índole, dependencia, desorientación, iban a ser de ahora en adelante marionetas de Satanás. Adquirieron conocimiento del bien y del mal, cuya tamaña potestad no podían llevar sobre sus hombros, por la sencilla razón de que el hombre se autocondenó a cometer errores y a hacer mal para destruirse el mismo y a toda la creación. El enemigo busco un canal para adueñarse de todo, para ocupar el lugar de Dios en el Hombre y convertirse en el padre de los hombres, por supuesto de los que no conocen a Cristo, así como llamaba Cristo a los fariseos, hijos del diablo.
El pecado de Adán y Eva es el pecado que aun algunos creyentes al igual que los inconversos, cometen por no obedecer a los mandamientos de Cristo y cumplir algunos por la hipocresía de la religión pero no por la gracia que da el amor, si el creyente no tiene amor, no ama, entonces no hay la gracia en Cristo en esa persona porque a Cristo no se le menciona o se le dice, se le confiesa, si usted ama a su prójimo con las cinco dimensiones del amor, humildad, perdón, comprensión, respeto y servicio, atribuyendo la gloria a Dios y no al hombre ni a los ídolos, entonces usted confiesa a Cristo y es salvo por gracia porque el amor está en usted. Como va a decirle un creyente a otro “Cristo te ama“ y este no lo ama, entonces allí hay una gran contradicción. Por lo cual hermanos, amemos los unos a los otros, esto es posible, lo de la doctrina o la Verdad, dejémosle a Dios, después de predicar, que a través de su Santo Espíritu, se encargue de lo imposible, de revelar la Verdad y convertir a los que no lo conocen. Bendiciones a ustedes en el nombre de Yahshua Ha Mashiaj.
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